• CONTACTO

CONVERSACIÓN SOBRE LA ESCUELA

Queridos colegas:
Proponemos proseguir con la conversación el 13 de abril.
Será nuestra quinta reunión. Y continuaremos...
La conversación del 2 de marzo dejó muchos puntos abiertos.
Podemos hacer de su elucidación una causa común.
Deberíamos orientarnos a establecer una buena transferencia de trabajo. Será necesario.
Es en lo primero que pienso a la hora de resumir mis impresiones sobre la reunión pasada que fue intensa, a la que asistieron muchos colegas y en la cual estuvimos hablando hasta tarde.
La idea inicial a la hora de organizar esta reunión había sido pedir a varios colegas, - a Vicente Palomera, a Patricia Tassara, a Elvira Guilañá, a Josep Sanahuja y a Patricia Heffes -, una intervención muy breve; una reflexión sobre el trabajo en los carteles del pase desde la experiencia de cada uno o a través de la lectura de algunos informes.
Era un punto de partida, para lanzar el trabajo. Ellos así lo hicieron planteando cuestiones de gran interés. En la reunión del 26 de enero se había destacado la importancia de vivificar el pase.
El trabajo sobre el pase es una cuestión de Escuela, es algo del orden de lo colectivo, va más allá de lo local, y no podemos hacer recaer todo su peso sobre los AE. Eso es cierto, es nuestro compromiso. Hay que ponerlo en acto.
En la ELP se han ido manifestando a lo largo de los últimos años diversos síntomas: la ausencia de demandas de pase sí, pero más allá de ello: ¿de qué manera nos hemos hecho cargo los miembros de la ELP de que pertenecemos a una Escuela del pase? ¿Hemos debatido lo suficiente sobre la diferencia grado-jerarquía y lo que esto implica? Ahora que se plantea la pregunta: ¿un cartel de la ELP o un cartel ELP-FEEP cómo vamos a tomar la decisión? ¿Daremos el tiempo necesario para que atraiga nuestra atención y podamos elucidarlo o simplemente nos limitaremos a tomar partido sin ahondar en la lógica que nos conviene?
La cuestión así llamada "del CPCT" está pendiente. Se reconoce que "se cerró en 0". Escuchamos decir que se habla de ello, que un malestar circula por los pasillos. Invito a que se tome la palabra para decir lo que esa experiencia ha dejado como poso en cada uno, como resto fecundo. La posibilidad de renovar la experiencia no podría prescindir de este paso.
Ahora estamos en un momento en que hay un lazo entre los diferentes espacios de trabajo que tenemos en la CdC y cosas muy interesantes van surgiendo tanto en el Seminario del pase, en el Seminario Hacia el VII Congreso, en Momentos cruciales de la experiencia analítica. También surgen propuestas. Una de ellas fue hecha públicamente por Rosa Calvet que propuso trabajar sobre uno de los textos de Papers Nº 6 escrito por Pierre Malengreau sobre "el borde de real" junto con el trabajo de Bernard Seynaheve de La Cause Freudienne Nº 72 donde se lo elabora.
Esperamos más propuestas.
La función de la Junta es organizar los temas para el debate.
Envíen hasta el 9 de abril propuestas para poder tomarlas en cuenta y confeccionar un orden del día para la reunión del 13 de abril y las siguientes.
Un cordial saludo

Shula Eldar

CALENDARIO

3 de noviembre a las 21h
26 de noviembre a las 21h
26 de enero a las 21h
2 de marzo a las 21 hs
13 de abril a las 21 h
Título
Reseña Conversación sobre la Escuela del 26 de enero
Fecha
26/01/2010
Horario
21:00 h.
Descripción
En fecha 26 de enero tuvo lugar una nueva edición de las conversaciones que venimos celebrando en la CdC, haciéndose allí presentes de viva voz algunas de las cuestiones difundidas ya en ELP-debates, y planteándose otras nuevas. En ella se hizo patente una vez más, por la numerosa asistencia de miembros y socios, el interés que estas suscitan. En esta ocasión los ejes de trabajo que nos convocaron fueron: la Escuela Una, el pase y la ELP.
El debate se abrió con una referencia al texto de N. Jaudel y a los treinta puntos que allí plantea, que fue considerado como una buena guía para el debate. Las respuestas a ese trabajo prometidas por Jacques Alain Miller se encuentran en diversas intervenciones que hemos ido pudiendo leer.
Se tomó un punto común de dos textos del JJ: la constatación de las pocas demandas de pase que hay en estos momentos en la ECF, y especialmente en la ELP. Se comentó entonces que el dispositivo del pase recae con demasiado peso sobre los AE, dejando de lado lo que compone al dispositivo en su totalidad; y la conveniencia de que estas instancias se pronuncien, a fin de incidir más en la política de la Escuela.
Se destacó la importancia de vivificar el dispositivo del pase ya que éste concierne a cada miembro de esta Escuela; así como también, que cada miembro debería hacer sus aportaciones en relación a la política.
Se hizo mención a que en los últimos años el dispositivo del pase está alejado de sus miembros, y a que la transmisión de los carteles ha sido escasa, disminuyendo la producción de textos, así como el interés por el psicoanálisis puro en favor del aplicado. No obstante, no se cree que el CPCT haya ocupado el lugar del pase sino que, en todo caso, el primero vino a ocupar un lugar vacío en la Escuela.
Varias voces se mostraron de acuerdo con lo planteado respecto al distanciamiento del pase respecto de la vida de la Escuela. En este lejos-cerca, hay una falta de implicación de los miembros, y una cierta dificultad en relación a la atmósfera de secretismo alrededor del pase.
Se mencionó lo que se repite con insistencia: “que hablen”, y se retomó lo dicho por X. Esqué, que los AE no han sido acompañados por el trabajo de la Escuela, y entonces se ve cómo son los pasadores ahora los que toman la palabra, los que se han puesto a hablar, los que están diciendo algo. Conviene insistir en este "que hablen", que insta a todos a participar de forma novedosa en la Escuela, siguiendo la idea de Lacan, de hacer que algo de lo íntimo se puede hacerse público. Este “que hablen” da cuenta de un cambio con respecto al pase: alrededor de la creencia en el síntoma se construye una comunidad. Y creer en el síntoma es interpretarlo, hacerlo hablar, descifrarlo.
Este "que hablen" potencia la enunciación e invita a que cada uno tome esto a su cargo, vivificándolo. Convendría retomar cuestiones que se han hablado poco, como la pregunta de cómo se terminan los análisis, de lo que supone eso para cada uno; temas que permiten pensar en qué consiste la posición analizante, si esta posición comporta estar al servicio de la causa analítica; también, en qué consiste la función de pasador en tanto placa sensible, en contra de una posición refractaria.
Se hizo mención al texto publicado en ELP-debates, en el que M. Rodríguez habla de que se presentó al pase, y luego pidió su admisión como miembro al Consejo; allí da cuenta de algunos de los efectos de no haber sido nominada y de la suspensión de la respuesta a su solicitud de admisión por parte del Consejo de la AMP.
Se mencionó que si bien no se ven grandes impedimentos para que la gente hable de sus análisis, el problema que insiste es que no hay demandas de pase.
Aparece la pregunta “¿qué empuja a hablar a cada uno?” ubicando a la Escuela de la enunciación como el real que habla en cada uno; real con el que cada uno, si puede, hace algo.
Otra pregunta planteada fue: “¿cuál es ese Otro del pase, ese Otro al que hay que hablar?”. Existen fluctuaciones de ese Otro al que se le dirigen las demandas, épocas distintas, como por ejemplo, la del pase a la entrada. Ahora se trataría de refundar ese Otro al que dirigimos ese trabajo. En la ELP hay un eclipse: la experiencia misma se ha eclipsado y esto, ya sea muy lejano o muy cercano, es un momento en que la angustia se puede presentar. Y de lo que se trataría es de ver cómo generar un lugar del Otro al que sea deseable dirigirse. Se destacaron entonces cuestiones importantes en relación al dispositivo del pase: la discreción y la confianza, así como también la necesaria existencia de discurso en relación al pase que acompañe.
Se planteó que en España el problema podría ser el alejamiento de la Escuela Una. También la cuestión de cómo rehacer un Otro del pase para hablar en el lugar adecuado. Todo el dispositivo del pase da cuenta del acto analítico, y falta el trabajo de los carteles que permita extraer una enseñanza que vaya más allá del ejemplo concreto. La pregunta “¿cómo se analiza hoy?” debe ser renovada constantemente. El cuidado de la privacidad ha tenido su efecto de detención en la posibilidad de publicar algo desde los carteles. Está también la cuestión de los pasadores, de aquello por lo que son designados por su analista, del momento clínico del que se trata, de los efectos que produce el ser designado para esa función, etc.
La Escuela Una se hace existir en la forma que cada uno se trenza para ayudar a hacer el entramado de ese discurso. La Escuela Una se creó como un tratamiento contra la inercia de las Escuelas, por eso la Escuela Una es el Pase.
Y en ella es importante que, como venimos haciendo en nuestras conversaciones, las cuestiones que conciernen a nuestra Escuela y las hacen existir sean abordadas por todos sus miembros.
Seguimos pues conversando.
Título
¿SE INICIA EL DESHIELO?
Fecha
03/11/2009
Horario
21:00 h.
Descripción
En la reunión del martes pasado se pudo constatar, ante todo, cómo recobrábamos la palabra.
¡Hacía mucho que la sala no estaba tan llena!
Me atrevería a decir que una sensación de alivio general se podía percibir y muchas cuestiones se fueron expresando con menos acartonamiento, se hicieron más dóciles al desplazamiento.
Lo que se manifestó como sintomático respecto a las Jornadas de Valencia, - antes de la intervención de Eric Laurent con la VV cumpliendo una función de éxtimo o de palanca exterior, como se dijo -, se comenzó a descifrar.
El inicio del deshielo permitió que una serie de preguntas afloraran, tímidamente al principio. ¿Dónde se esconden las razones de esta emergencia sintomática y cómo explicarlas?
¿Fue debido a la organización y a que el tema se anunció muy cerca del verano? ¿Fue por la dificultad del tema mismo: “La soledad del analista. La práctica” que resultaba oscuro y asustaba? ¿Fue por la confluencia con el trabajo para Pipol4 que nos dejó exhaustos al final de la carrera? ¿Fue por el efecto depresivo que JAM había anunciado como fenómeno posible después de la reunión del RIPA del año pasado? ¿Por una sombra de duelo por los CPCT que habían capitalizado un buen monto de libido y cuyo cierre se produjo de manera abrupta al parecer de muchos y sin que hubiera un tiempo de elaboración colectiva? ¿Fue porque el CPCT instaló un velo para soslayar lo que implica el psicoanálisis puro o sea la formación del analista y el pase? ¿Interesa la política del psicoanálisis a los miembros de la CdC? No hay que olvidar que es la Escuela la que representa al psicoanálisis en el mundo.
¿Y la experiencia del CPCT de Barcelona? ¿Se dejó arrastrar por la bulimia, como en Francia? ¿Lo confirman los datos? (Elvira Guilaña daba cuenta de unas 1400 consultas en cinco años; es decir que cada uno de los colaboradores atendió aproximadamente a 10 personas por año). ¿Es importante la presencia del psicoanálisis en lo social como decíamos con entusiasmo hace cinco años cuando el Consejo de la ELP se comprometió con la fundación de los CPCT? ¿El deseo de un CPCTII está presente en la CdC? Por lo menos algunos así lo manifestaron; un deseo además de que el CPCT esté vinculado a la Escuela y de que una contra-experiencia, ya sea como laboratorio o ya sea en otra forma que inventemos, tenga como cuestión preliminar el debate a cielo abierto.
Intento condensar en pocas líneas lo múltiple de las cuestiones que fueron despuntando, cada una de ellas con voz propia.
Subrayaría uno de los puntos que me parecieron capitales: la relación con la política del psicoanálisis. Es posible que tengamos que reconocer que últimamente ha habido una cierta indiferencia en materia de política en nuestra comunidad, ¿en la ELP quizás? Recordemos lo que decía JAM hace un año, cuando planteaba las perspectivas de una política lacaniana para el 2009, sobre el deseo del analista: es preciso que encontremos las mediaciones necesarias para hacerlo durar y enunciaba en una pregunta lo que es, en realidad, el meollo de la política del psicoanálisis “¿Psicoanalista, lo soy?”…” a responder a eso está destinada la Escuela”. (Freudiana 55, p.91).
La otra cuestión: la posibilidad de plantear y pensar conjuntamente un nuevo proyecto para un CPCTII.
Seguiremos hablando después de Valencia, el 26 de noviembre. Con alegría.

Shula Eldar


Laura Canedo tomó acta de la reunión. Se puede consultar en la Secretaría de la CdC.
Título
CPCT1-BARCELONA. NOTAS SOBRE UNA TRANSMISIÓN
Horario
A determinar
Participantes
Texto de Elvira Gulaña
Directora del CPCT1 -BCN-
Descripción
Las dos reuniones celebradas recientemente en la Comunidad de Catalunya de la ELP y las que se han realizado en el CPCT1-Barcelona convocadas por el Equipo de Dirección, muestran que estamos en la vía de pensar como formalizar lo que será un CPCT2-Barcelona en su función de contra- experiencia.
A punto de concluir, en diciembre de 2009, el tiempo del CPCT1, (Éric Laurent, editorial de El viernes de la VV, nº11) y abierto el tiempo de comprender hacia el CPCT2 considero que es importante extraer y transmitir lo aprendido. Estas notas inician, pues, una elaboración enmarcada en un tiempo de comprender.
Un trabajo de más de cinco años, como dije en la reunión del 3 de noviembre en la CdC-ELP, incluye momentos de ilusión, de deseo, de creación, y otros de detención y de inercias.
Tomando la experiencia de los CPCT en su conjunto podemos señalar los puntos de dificultad detectados e interpretados por Jacques-Alain Miller, determinados por los parámetros elegidos en esta primera experiencia: gratuidad, límite de tiempo, subvenciones y relaciones con la administración. Son puntos fundamentales que atañen a los CPCT’s en España.
En cuanto al CPCT-Barcelona además de estos puntos fundamentales que nos orientan claramente hacia el CPCT2, hay que cernir las cuestiones y los puntos de impasse que le son propios.
La lógica del no-todo rige el discurso psicoanalítico, en consecuencia delimitar con fineza lo que ha funcionado y lo que es preciso cambiar, sirve a los fines de transmisión y de creación de un CPCT2.
Se trata, en este momento, de discernir lo que es válido y hacerlo servir para la creación de un CPCT2, de lo que no lo es, tal como comentó Vicente Palomera en una de sus intervenciones en la reunión de noviembre.
En esta lógica, me parece que las significaciones de bulimia: exceso de horas de reunión y desbordamiento de la atención clínica, búsqueda de subvenciones en detrimento de la práctica clínica y de la investigación, no ciernen, a mi entender, la problemática específica del CPCT1-Bcn.
Las Jornadas anuales han comportado una elaboración y un trabajo de transmisión rigurosa que también ha servido a los fines psicoanalíticos de la Escuela. La gestión de las subvenciones ha estado exclusivamente a cargo del equipo de dirección, ningún miembro del equipo clínico como tal ha intervenido en gestiones administrativas y económicas. Los datos son concluyentes y están a disposición de los colegas que quieran consultarlos en cada uno de los informes anuales.
De los puntos de impasse y de las inercias tuvimos la suerte de estar advertidos a través del debate del CPCT-Paris que seguimos en las Entrevistas de actualidad, así como en la esclarecedora intervención de Jacques-Alain Miller en la I Jornada RIPA en España. Fue allí donde hable de las cuestiones que me planteaba la investigación en el CPCT y cómo formalizar aquello que el psicoanálisis enseña al no estar orientado por el ideal social. También surgió la cuestión de la permutación.
En este momento de comprender abierto por Jacques-Alain Miller y sostenido en España por el Consejo de la ELP (El debate de la ELP, Comunicado del 23 de septiembre de 2009) y por Eric Laurent en La Vanguardia de Valencia, destacaría para el debate, entre otros, los siguientes puntos:
1-Gratuidad, permutación (Antoni Vicens lo acentuó en su carta publicada en El Debate de la ELP, el 30 de noviembre de 2008 )
2-Reglamento interno de permutación tanto del equipo de dirección como del equipo clínico.
3-Reuniones clínicas. Función, periodicidad.
4-Transmisión a la Escuela.
5-Un equipo clínico reducido, de tiempo limitado de dedicación al CPCT es más adecuado a la investigación. ¿Qué investigación y qué modalidad de trabajo colectivo implica la apuesta por una contra-experiencia?
6-¿Los carteles clínicos del inicio, con una duración de cinco meses, que trabajaban los casos del CPCT siguen siendo una vía válida? ¿Es posible que estos carteles se inscriban y transmitan sus producciones a la Escuela?
7-¿Qué instrumentos requiere el CPCT para avanzar en la formalización de las bases psicoanalíticas del síntoma?
8- El vínculo del CPCT es, en mi opinión, con la Escuela. ¿Qué modalidades podemos pensar para un CPCT2 vinculado a la Escuela?
En la creación de un CPCT2 como contra-experiencia creo que nos ayudará, además de otros temas que se pueden agregar, el análisis detallado de cada uno de estos puntos y de las cuestiones que suscitan.
Cada CPCT requiere de la comunidad analítica. En el caso de la Comunidad de Catalunya de la ELP es en las reuniones convocadas por la Junta Directiva donde los miembros interesados en la contra-experiencia pueden debatir y hacer sus propuestas.
Estas reuniones permiten, tal como refiere Andrés Borderías en su entrevista en La Brújula, interrogar la experiencia en el seno de la Escuela, a la vez plantear y escuchar con respeto opiniones diversas que hablan del deseo de cada uno. El affectio societatis conviene a la transferencia de trabajo. Las actas de las reuniones son útiles para inscribir aquello que es del orden de lo particular.
Por otra parte, la Jornada prevista por el Consejo de la ELP para 2010 puede ser un buen momento para exponer y debatir lo que se ha aprendido en cada CPCT1 en su vertiente clínica, política y epistémica y ponerlo al servicio de la creación de cada CPCT2.

Elvira Guilañá Directora CPCT1-Bcn
Título
Efecto de formación política
Horario
A determinar
Participantes
Texto de Carolina Tarrida
Miembro de la ELP-CdC
Descripción
El efecto subjetivo y de formación que tuvo en mí la conversación del día 3 de noviembre no se hizo esperar. El ver la Escuela detectando y presentando su síntoma y haciéndose cargo de él, volvió a vincularme a la misma, después de un periodo complicado. Quizás la complicación mayor fue precisamente la dificultad en encontrar lugares de interlocución de todo aquello que iba aconteciendo. Faltaba un espacio de elaboración más allá del análisis o control y de la conversación particular con colegas. Los temas políticos requerían a mí entender, una elaboración colectiva, además de la de cada uno. Como comentó Xavier Esqué durante la conversación, toda interpretación requiere de un tiempo y un espacio de elaboración para poder hacerla propia.
Entre los temas que me inquietaban podría ubicar dos registros. Por un lado, un nivel más personal, por lo que hace referencia al proceso que seguí en mi demanda a ser admitida como miembro de la Escuela en un momento tan particular. Siempre son procesos particulares en el uno por uno, y en este caso además quedó atrapado en un momento de cambio de orientación política.
Por otro lado a nivel más general, mi preocupación por el devenir de la Escuela y de uno de sus instrumentos de investigación clínica, los CPCT, era importante. Pensar la Escuela como lugar de formación es básico, y eso es, un lugar en el que el saber no-todo, da la posibilidad de transmitir lo ya formalizado, y acoger y dar lugar a la construcción y elaboración de saber entre todos, es decir, entre distintas subjetividades, con todo lo que eso tiene de apasionante y de complicado a la vez. Hacer con eso de la mejor manera posible es siempre un reto. La rigurosidad epistémica que siempre ha caracterizado a esta Escuela, es lo que me ha ce confiar mi formación en ella, entendiendo por formación los distintos pies que sostienen el psicoanálisis de orientación lacaniana: el análisis, el control y el trabajo con los textos.
Durante varios años además, tuve la suerte de poder participar en la experiencia del Cpct Barcelona. Desde el inicio ha tenido varios efectos subjetivos tanto por lo que hace a la vinculación con la Escuela, como a la manera de pensar la práctica clínica en la actualidad. A mi modo de ver, ha habido desde el primer momento un esfuerzo importantísimo de formalización, de teorización sobre la práctica clínica que ahí acontecía, y querría pensar que todo eso tendrá un lugar. Partíamos de nuestra formación en la orientación lacaniana e intentábamos entender la práctica que llevábamos a cabo pensándola desde esos conceptos. Muchos lo seguimos haciendo día a día en nuestros trabajos en instituciones, y creo que es algo que como psicoanalistas nunca podemos dejar de hacer. Pensar en la práctica posible en institución que no devenga psicoterapia, porque sabemos tal como dijo Lacan, que “no se puede terapeutizar la psique”. No he confundido en ningún momento que esa manera de intervención sea la práctica analítica ni mucho menos. El esfuerzo sigue siempre en el análisis, en el espacio de control y en la sede de la Escuela tal como decía, para sostener una práctica que nunca termina de poder cernirse del todo, que nunca permite acomodarse. El psicoanálisis para mí, es siempre un compromiso de seguir estando en formación. Incluso el haber sido admitida como miembro recientemente ha tenido principalmente ese efecto.
Escucho ahora hablar de momentos de duelo respecto al Cpct tal como apuntó Vicente Palomera. Ahora bien, el trabajo de duelo representa perder algo y a la vez poder hacer con aquello que queda como huella de la experiencia.
Para concluir, sólo apuntar que las circunstancias actuales de la orientación lacaniana, y la manera de afrontarlas de nuestra Escuela, me han llevado también al deseo de retomar y repensar el concepto de política. Qué es, como entender y como pensar la política lacaniana.

Carolina Tarrida
Miembro de la ELP- Sede de Catalunya
Título
LO CELEBRO!!!
Horario
A determinar
Participantes
Texto de Ceres Lotito.
Miembro de la ELP-CdC
Descripción
Fueron las palabras con que anoche salí en la cabeza.
Por primera vez en mi vinculación con la Escuela y en mi novel condición de miembro sentí esa sensación de que algo muy importante estaba aconteciendo y en mi fuero interno lo celebraba.
La necesidad de un debate, “a cielo abierto” en palabras de Estela Paksvan, dio forma en mi, a algo que cursaba soterrado, difuso y que había tomado forma de caída libidinal en relación a la Escuela. Mi salida como siempre, el trabajo en silencio, en soledad. Lo nuevo era sentir claramente que la Escuela es NO-TODA, y que hoy sé y puedo soportar de la buena manera ese tiempo de comprender.
El CPCT Barcelona ha sido una experiencia que me ha concernido muy profundamente, que me ilusionó desde un principio y en la que participé con gran entusiasmo. Nunca me sentí presionada en mi práctica clínica por las subvenciones o donaciones que hacían posible esta apuesta.
El significante “bulímico” me resonó porque era uno de mis interrogantes, ¿Cómo mantener este ritmo si la apuesta es de largo aliento? Yo aventuraba a que tenía que ser de largo aliento, no solo para sostener nuestra apuesta en su particularidad sino para que esta particularidad pudiera hacerse un lugar de reconocimiento en lo social y actuara como esa respuesta diferente y contundente ante el embate cuantificador y normativizador con el que convivimos desde hace mucho.
También acompañaban mis reflexiones en silencio, la falta de un espacio específico en la Escuela donde se debatiera la táctica CPCT y los desarrollos epistémicos, que sí se daban internamente en los espacios propios del CPCT.
Somos casi los mismos y eso para mí no era garantía de que CPCT laboratorio de investigación traspasara sus paredes.
Sobre la clínica si que había una relativa trasmisión fuera, pero se me quedaba corto. Pensaba ¿Cuántas energías puestas aquí y que poco trascienden?
A veces me surgía la pregunta si no emergía una rivalidad imaginaria entre el psicoanálisis en extensión realizado en instituciones y el realizado en el CPCT, pero a su vez percibía que la clínica particular CPCT nutria y autorizaba con más fuerza la trasmisión y la posición del analista que realizaba su práctica en instituciones.
A la Escuela le corresponde el desarrollo epistémico del psicoanálisis puro pero existe un gran contingente de colegas y más en las nuevas generaciones cuya práctica se desarrolla fundamentalmente en la vertiente del psicoanálisis aplicado y que hasta que no se pone en marcha la táctica CPCT , esta práctica parecía quedar como de segundo orden.
Creo que las coordenadas que produjeron la orientación táctica CPCT no han cambiado, más bien cada vez el embate es más fuerte y temo que si no activamos e inventamos mecanismos más ágiles que den respuesta e instrumenten acciones, el riesgo de quedar reducidos a un grupo ex-céntrico es muy grande.
Si bien la Escuela es NO-TODA y en palabras de H. Tizio “se asienta en una forclusión y el síntoma es obligado”, se puede apostar, sintomatizando de la buena manera, a sostener en su seno espacios específicos de desarrollo epistémico tanto para el psicoanálisis puro como para el aplicado.
No es que no los haya habido pero a veces la inercia del trabajo ingente propio de sostener la Escuela en si, nos lleva a trabajar en silencio en lo que ya está en marcha y esto deja poco espacio al debate y puede producir un deslizamiento compulsivo hacia el trabajo, que obtura los agujeros potenciadores de lo nuevo.
Ver a veces la cara de cansancio de muchos colegas que trabajan afanosamente por la causa me producía un “yo no quiero eso para mí”. Siempre he tenido una sensación de que nuestra Escuela en todos sus frentes trabaja mucho y muy bien pero que este trabajo trasciende poco más allá de nuestras paredes.
Incluso colegas que tienen el impulso de instrumentar o participar en iniciativas del mundo psi más allá de la Escuela, me da la sensación de que no son suficientemente respaldados cuando eso es parte del psicoanálisis en extensión.
Hay Otro que si existe y que a través de la LOPS y el Real Decreto de regulación de las profesiones sanitarias, como en la regulación de los tratamientos en las instituciones de salud mental y la protocolización de los mismos, son los escollos con que cada día la mayor parte de nuestros colegas tienen que bregar, no solo para hacer existir el psicoanálisis sino que incluso para poder existir ellos mismos en sus puestos de trabajo.
Soledad, sí mucha soledad no solo ante nuestro acto como analistas, sino en las iniciativas de muchos en hacer presente el psicoanálisis en extensión que corre un alto riesgos de ser en extinción.
Si de contra experiencia se trata, abogo porque la tensión entre puro y aplicado nos permita afrontarla de la buena manera. En que el difícil pero necesario vínculo con lo social potencie una política que instrumente estrategias para hacer viables las tácticas necesarias en cada una de las batalles y los frentes que tenemos que librar.
Ceres Lotito
Miembro de la ELP –CdC
Título
Nuestros enemigos, nuestros semblantes
Horario
A determinar
Participantes
Texto de Gabriela Galarraga
Descripción
No estamos en los tiempos de lo barroco y lo Real maravilloso, estamos en la época de la extinción de lo oracular, la divinización de la utilidad, del minimalismo y del realismo sucio.
La democracia es el sistema del rechazo del significante oracular (S1), pese a su enfebrecida búsqueda. Se induce a que cada uno pueda elegir su significante amo a medida, a disposición de todos, en un “todos iguales”.
¿Qué lugar queda para la enunciación del psicoanalista?
Frente a la globalización y la banalizacion de la técnica de la palabra hay que buscar sus resonancias rompiendo el discurso, renovando la interpretación, ya que con lalengua no se trata de una palabra descifrable en una estrategia de sentido.
Necesitamos una clínica para nuestra época, con una orientación que no permita el deslizamiento que la aleje de sus principios, que introduzca la contingencia.
Lacan nos invita a ser engañados por el inconsciente, a no dar sentido o el mínimo, sabiendo que es del orden del semblante, sabiendo que lo Real no son los artificios con lo que lo emparejamos, y que como la debilidad mental, lo Real no tiene cura.
Lo Real se burla de la verdad, no tiene sentido, y el porvenir del psicoanálisis depende de que sepamos hacerle frente, no encararlo o prevenirlo, sino reducirlo a un significante que no hace cadena, desencadenarlo en un dispositivo experimental que le preste cuerpo y le reste sentido.
Estar a la altura de su tiempo no significa para el Psicoanalista someterse a condiciones, ni tratar de justificar su utilidad buscando un lugar. Hay que hacérselo, respondiendo en la dimensión del acto analítico, al síntoma anticipándolo en lo que constituye en cada época.
En la Comunidad de Catalunya hemos estado conversando, y se escucha que “nunca nuestros enemigos han estado más organizados y más en contra”, lo que cualquier Psicoanalista que trabaje en cualquier institución puede constatar. Pero quizás hasta que no reconozcamos que nosotros mismos somos nuestros propios enemigos, no avanzaremos en la lucha.
Lacan nos dice que “se necesitan psicoanalistas armados, que jueguen su partida frente a la ciencia y el capitalismo”. Oponiendo al igualitarismo y la utilidad absolutos el discurso sobre la particularidad, sobre la política del síntoma.

Gabriela Galarraga
Título
Ser analizante es un acto político
Horario
A determinar
Participantes
Texto de Laura Canedo
Descripción
Nuestra última Conversación sobre la Escuela tuvo lugar el 26 de noviembre. En una de las cuestiones tratadas aparecían ecos del Seminario del pase acontecido esa misma semana en nuestra Sede. Lo que para mí hizo serie, y que por ello lo considero un poner sobre la pista, e incluso un marcar la pista misma, es la cuestión de tomar el trabajo del miembro de la Escuela en su posición analizante. Se trataría, como se dijo en la sala, de dar cuenta de cómo se es analizante, tomando esta posición en el sentido firme, en tanto acto político. Dando cuenta de cómo inventamos el psicoanálisis de nuestros días, y los semblantes que convienen para hacer frente a los vientos que soplan.
Dos días antes, el Seminario del pase había sido una ocasión de trabajo de elaboración de los participantes a partir de la presentación de X. Esqué. Tomar la orientación del pase es tomar efectivamente la cuestión de la orientación hacia lo real, dejando de lado la vía del sentido y de la psicoterapia.
Si en la Escuela del pase sus miembros lo son en tanto analizantes, es promoviendo una enunciación orientada por la pregunta ¿qué es un analista? Y así la Escuela se presenta entonces como un espacio de elaboración que permite a los miembros dar cuenta de ello, también fuera de ella.
Junto a esta pregunta, cabría otra: ¿cómo se terminan los análisis, hoy? Una pregunta adecuada a los pasantes, a los AE, a los miembros en general, y diría que de forma particular a los pasadores, aquellos que estando ya en la línea de meta, sienten el empuje de encontrar una forma que les permita construir la salida. Y construir a su vez, el psicoanálisis mismo.

Laura Canedo
Título
La política de la Escuela nos incumbe
Horario
A determinar
Participantes
Texto de Gemma Ribera
Descripción
Después de dos “conversaciones” en la CdC alrededor de la Escuela, se me sigue imponiendo como cuestión lo relativo a la política.
¿Qué política para una Escuela que en los últimos tiempos contempla como lo que es su esencia, el pase, esta sufriendo un “decaimiento” que parece extenderse hasta alcanzar, o tocar, al entusiasmo de aquellos que la conformamos?
¿Qué política para una Escuela donde aquello que la hace existir, el psicoanálisis, en su práctica y en sus fundamentos epistémicos, está siendo cuestionada, cuando no vilipendiada?
¿Qué política pensar, cual darnos, para hacernos existir como psicoanalistas más allá de la propia Escuela?
Si el analista, a partir de Lacan, lo es en tanto que analizante, en relación a la Escuela ¿Cómo hacer para participar de su política?

Gemma Ribera.
Título
Pase lo nuevo.
Horario
A determinar
Participantes
Texto de Montserrat Rodríguez
Descripción
Retomo el término nuevo para continuar pensando las cuestiones que hacen signo de lo que llamamos psicoanálisis, en construcción desde el descubrimiento freudiano.
Situemos ahí lo nuevo, en la manera de Freud de experimentar el inconsciente, situación que habla de lo éxtimo porque el inconsciente es una experiencia discursiva, transferencial, de lo que es ajeno al discurso, lo real. Lo podemos pensar así desde los retornos, retorno de Lacan a Freud, de Miller a Lacan, de los analistas de la Escuela a Miller, Lacan y Freud… vueltas que hablan también de lo nuevo en el sentido de que eso que nos ocupa, el inconsciente, se vuelve a presentar en los usos de los textos, usos siempre particulares y articulados a un discurso que no es el del capitalismo.
La novedad de Freud subvierte la lógica del ser sin deshacerse de su tradición; el trabajo analítico construye el lugar de donde proviene el ser, lo localiza, y se encamina a un posible advenimiento del ser como lugar vacío. Eso hace a la ética del psicoanálisis en tanto que hablamos del ser- lugar vacío con el que hacer sin deshacer, porque lo real no se deshace.
Alrededor del ser-lugar vacío y bajo el nombre de lo nuevo se conjugaron algunas cosas en la Conversación del jueves 27 de noviembre: La institución del Pase, como localización de la Escuela, como su lugar propio, y las que hacen a los CPCT como constituciones clínicas de una Escuela ser- lugar vacío capaz de alojar una ética que da cuenta del funcionamiento de sus analistas y que no está de espaldas a lo contemporáneo. Dos novedades, El Pase como constituyente de la Escuela (es lo que hace que no sea una Escuela “como las demás”), y los CPCT como laboratorios que investigan la relación del ser-lugar vacío con otras modalidades del ser. Ambas novedades se pronuncian más cerca de lo inédito que del descubrimiento; quizá reconocer su novedad nos permita pensar que la renovación está en curso, curso de un deseo que significa que lo imposible no es asunto de novedad, y que la Escuela de Lacan va haciendo con eso que no es nuevo.
Más sobre la novedad: si no hay Pase no hay Escuela, y sin investigación tampoco la hay; puede haber otra cosa, otras dimensiones que alojen y dispensen formación en el sentido académico del término, pero la formación del analista no es académica, sin que esto se entienda como una exclusión del estudio, es una formación que resulta de tratar lo informe, y el Pase es el dispositivo que permite informar de esa presencia a-discursiva y hacer discurso con ella, el discurso del psicoanálisis con la novedad del a .
El pase como dispositivo es complejo. Lo pensamos como un dispositivo que da lugar a las distintas presentaciones del tratamiento de lo informe; dar lugar es localizar, y localizar una presentación no es lo mismo que recoger un informe, es asumir que el sujeto supuesto al saber es un lugar vacío, que se trata de la presencia de un saber sin sujeto, informado por el deseo de saber. O sea, nada.
La manera particular del analista, si el sujeto ocupa ese lugar, de hacer discurso con nada, los efectos en el sujeto que hace esa experiencia, los efectos en su clínica, si la hay, sea nombrado o resulte pasante sin nombrar, cómo hacer con un fin de análisis con o sin nombramiento… estas son algunas de la cuestiones que solo la experiencia del Pase, experiencia clínica por excelencia, puede tratar de localizar.
Para acabar añado algo sobre la investigación: tanto el Pase como la constitución y los efectos de los CPCT responden de manera precisa a lo que podemos pensar como novedad en tanto no hay antecedente de esas instituciones; de sus cursos, en construcción, dará cuenta el sujeto de la experiencia en el tiempo de comprender. Esto no es ajeno al discurso del psicoanálisis hoy, y la Escuela, como forma discursiva, es la elección de una respuesta en la que cabe la falta de respuesta.

Montserrat Rodríguez, Socia de la CdC.

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