Alocuciones institucionales
Alocución del director saliente, Emilio Faire
Hoy es un día de cambios. Hace unos minutos ha cambiado la página web. En unos minutos cambiará la Junta Directiva y, en dos años, cambiará el escenario de la próxima permutación. La Escuela compartirá local con la Sección Clínica de Barcelona. Espero que esto ayude a acercarnos de la buena manera.
“Hoy, martes 13 de enero de 2015, es un bonito día para embarcarse en un proyecto que durará 2 años de intenso trabajo, emociones, logros y algunos embrollos [los menos, espero].” Eso os dije entonces y… ¡vaya si hemos tenido contingencias! que hemos afrontado lo mejor que pudimos y supimos.
Entonces, ¿qué decir en este tiempo de concluir un período de dos años? ¿un resumen de lo hecho? ¿un inventario de lo pendiente?
Prefiero concluir con algunas impresiones y otros efectos de formación.
De Combinaciones y permutaciones cíclicas
Una permutación es una combinación ordenada de elementos. En nuestro caso 1 dirección y 5 Junta Directiva.
Nuestro sistema de permutaciones va a contrapelo del anquilosamiento de lo institucional, justo cuando la maquinaria comienza a estar engrasada, a funcionar a velocidad de crucero, pasa el segundo año. Se transmite más o menos, quedan muchos agujeros que hacen que quienes toman el relevo hayan de inventar aquello que otros quizá ya inventaron antes.
La Escuela está en sus comunidades, en sus sedes, en sus miembros, en sus socios de sede, en sus interesados. Por eso podemos decir ‘Escuela sujeto’. No es una suma sino una integral.
La Escuela se conjuga en femenino, no toda.
Una de las candidatas en sus líneas de presentación de candidatura dice que no existe la Junta Ideal; así es, al igual que no existe La Escuela, o no existe El psicoanalista. Hay una diversidad compleja que va desde la candidatura individual hasta la candidatura, digamos, en grupo (incluso en este caso siempre lo es uno por uno). En nuestra Comunidad hemos tenido ejemplos de todo ello.
También es verdad, creo, que el ejercicio de la participación en una instancia directiva puede llegar a ser entendido como, digamos, una carrera profesional. Cosa que no comparto.
Consecuencia del paso por instancias es insistir en cuidar que el discurso del psicoánalisis siga existiendo. Las instancias de la Escuela velan para que eso sea posible. Es, también, responsabilidad de cada uno, de cada miembro y de cada socio de sede.
De la máquina al corte
Si tomamos la metáfora del juego de ajedrez, estos dos años han constituido una apertura continua, presididos por un Drang, un empuje que nos ha permitido solventar muchas de las contingencias presentadas. Y lo hemos hecho como dispares y disparejos que hemos consentido en dejarnos atravesar por lo que ignorábamos y en este trayecto temporal que hoy termina, todos nosotros hemos aprehendido algo.
Hemos mantenido, creo, un buen funcionamiento, un run rún bien engrasado, con ajustes ocasionales, una máquina de sonido de turbina, alimentada por el soplo de nuestros estilos.
Todo ello no por un ánimo de gestionar lo que encontramos sino con la intención de hacer de la institución un medio para el psicoanálisis. Así, hay un nudo hecho de tres cuerdas: la Escuela como institución, la escuela como concepto y la escuela como experiencia. Y, a veces, las instancias directivas se asemejan al cuarto elemento que mantiene la tensión operativa entre estas otras tres dimensiones mencionadas.
A aquel funcionamiento engrasado, de pura máquina de bucles cíclicos, para que funcionase más allá de sí misma, era necesario algo que le insuflase vida, que introdujese cortes en esa su superficie tórica. Eso no ha sido otra cosa que el deseo de cada uno de quienes hemos integrado la instancia directiva. Dispares y disparejos hemos consentido, con pocas fricciones, en producir un cierto estilo (marca) para hacer de las dos sedes una comunidad de experiencia que ofreciese, a cada uno de quienes por ella pasaran, posibilidades de usarla a su particular manera. Una plataforma que permitiese a cada uno seguir llevando a cabo su particular enganche con el psicoanálisis de orientación lacaniana. Y, así, exponerse en su enunciación. Enunciación que tiene en cuenta el vacío, el S(A/) pero no desde una posición de espectador, sino como agente —según la modalidad del agieren freudiano—, imprimiendo una particular orientación que acompañe, atraviese, bordee ese vacío al tiempo que le da estatuto de pivote central de una escuela y le encuentra a su síntoma usos nuevos; lo que produce, sin duda, cambios notables en su manera de estar en el mundo.
Pues bien, por ese artefacto frankensteiniano, por haberle insuflado la chispa de la vida, quiero agradecer a mis compañeras de Junta Directiva que me han seguido y acompañado, sus valiosas aportaciones para poder darle un uso, ponerlo en forma, hacerle resonar el swing, el impulso rítmico vivo que orientase nuestra singladura de dos años.
Esa puesta en forma, ese ‘In the mood’, ese swing de Glenn Miller que se traduce en español por ‘En forma’ o también por ‘De buen humor’ ha sido, creo, el clima de nuestra Junta, al menos, la mayor parte del tiempo… Y, esto es importante.
Efectos de formación
Con ocasión del IX Congreso de la AMP, la intervención de Jacques-Alain Miller llevó por título: ¿Cómo terminan los grupos analíticos? Fue una interpretación escanciada en una serie de preguntas dirigidas a las escuelas.
Preguntas que, afectando a todas las Escuelas de la AMP, tocaron y tocan la local, esta ELP nuestra: ¿quiénes somos? ¿quiénes queremos que sean sus miembros? Aparece una lluvia de S1: Intensión, extensión, Instituto, Escuela, etc.
El psicoanálisis es un saber que no puede dominarse del todo, ni trasmitirse simplemente como un saber hacer.
Para generar efectos [efectos de formación], la formación debe respetar la falla en el saber, producir una división subjetiva y aportar una ganancia de saber.1
Una política de orientación hacia lo real constituye el pivote central de nuestra Escuela. Esto está incluido en el lazo asociativo de sus miembros.
Decimos, una y otra vez que los efectos de formación, el analista los encuentra no sólo en su análisis, también en el control, en la práctica, en los textos que consulta, en la enseñanza que sigue, etc. Y también, añado, en la participación activa en el sostenimiento de la Escuela, ya sea en comisiones o en sus instancias, locales o nacionales.
Lacan evitó siempre pensar su Escuela como una asociación corporativa de profesionales. La asemejaba a las escuelas griegas antiguas.2 En ellas se dispensaba una formación caracterizada por la ausencia de planificación, pues primaba el carácter de tyché y cuyo efecto y orientación era la mutación subjetiva propiciada por un mantener siempre un no saber del todo.
Entonces, para terminar, la formación alcanzada transita por el estar en una Escuela de psicoanálisis orientada por Freud, por Lacan, por J.-A. Miller y por… todos nosotros.
Termino por donde comencé hace dos años:
Allons! Courage et confiance, lo que traducido quiere decir, más o menos: gracias a todos por vuestro apoyo. Ha sido una experiencia grata y enriquecedora pero, sobre todo, espero que hayamos contribuido, nosotros y vosotros a que haya sido una experiencia de escuela.
1. Brodsky, Graciela. Sobre el efecto de formación de los analistas. Consultable en:
http://nel-medellin.org/blog/sobre-el-efecto-de-formacion-de-los-analistas/
2. Lacan, Jacques. Variantes de la cura tipo. Primera versión. Consultable en